lunes, 29 de agosto de 2005

La lámina Riotinto

Río Tinto, Huelva. (nai.arc.nasa.gov/poster/poster_images/poster1_image5_RioTintoWater.jpg)



Ejercicio 6: La lámina Riotinto

Hace unos ciclos se encontró en el paraje conocido como SPN, al sur de lo que los antiguos pobladores llamaban ‘Europa’, el escrito mejor conservado en lengua arcaica. Gracias a él se pudo descifrar una de sus lenguas principales y su contenido fue crucial para conocer las razones del fin de su civilización. Al principio se pensó que la suya era una lengua universal autotraducida como la nuestra, pero ahora - gracias a las laminillas fortnóxicas (*) - sabemos que coexistieron varios lenguajes en diferentes puntos del planeta, si bien no ha sido descifrado el propósito del código de color utilizado en éstas.


La lámina Riotinto relata el fin de una era, y el dramatismo que subyace entre sus líneas nos debe mover a la reflexión. Por más que pueda parecer risible la ingenuidad de los pobladores, no se debería tomar a broma la decadencia de una civilización. Dos de saurios y tres de homínidos poblaron el planeta antes que nosotros. Nadie sabe lo que el destino depara a la nuestra.


Insto a estudiantes y aprendices a una lectura minuciosa y a la meditación sobre lo que la lámina contiene, tanto en su forma como en su fondo.


Espero sus trabajos en mi bandeja para el final de la próxima rotación.






LA LAMINA RIOTINTO (aprox. 3600 ciclos antes de La llegada)

“La roca llegó a Pasadena a finales del 2007. El proyecto había costado millones de dólares y se necesitaron dos años para diseñar un vehículo capaz de ir y volver al planeta rojo. 100 millones de personas pudieron presenciar en directo cómo la Mars Launcher lanzaba la primera sonda sobre la superficie del planeta.

El vehículo Mars Collector tardó un día completo en recolectar los fragmentos de jarosita, hematites y otros sulfatos que desvelarían la huella del agua en la superficie marciana. Mientras el Mars Collector desempeñaba sus funciones, la Mars Launcher enviaba otra sonda, con el Mars Spoon en su interior, sobre el polo sur del planeta. La misión tuvo menos éxito que la anterior, puesto que la nueva sonda desapareció de las pantallas nada más tocar suelo marciano. No obstante, y tras completar su sexta órbita al planeta, la Mars Launcher recibió en su interior al Mars Collector con su cargamento de rocas y emprendió el viaje de vuelta a nuestro planeta dos días después.

Tras ocho meses de viaje, la Mars Launcher dejó caer su preciado cargamento sobre el pacífico antes de desintegrarse completamente en nuestra atmósfera. Medio planeta aplaudió satisfecho el éxito del primer viaje de ida y vuelta a un planeta de nuestro sistema. Dos meses después, tras una rigurosa cuarentena en una cámara de vacío, los fragmentos de roca fueron llevados al laboratorio de la NASA en Pasadena, en medio de un gran espectáculo mediático. Una semana más tarde, una filtración a la CNN reveló que el laboratorio estaba en cuarentena. Nadie había sido autorizado a entrar ni salir desde 48 horas antes, y los familiares de los trabajadores del centro aseguraban que no tenían noticias de sus parientes desde hacía 72 horas.

La prensa especulaba con una posible infección, no detectada durante la cuarentena, que habría obligado a sellar el moderno laboratorio. Algunos testigos afirmaban haber visto entrar varios vehículos del Centro Nacional de Control de Epidemias. La Guardia Nacional custodiaba el recinto y había establecido un perímetro de seguridad de cinco kilómetros.

Dos días después, la comunidad internacional contemplaba asombrada cómo una sustancia de aspecto pegajoso y color ocre ocupaba el lugar donde horas antes se encontraba el edificio principal del laboratorio, de varios cientos de metros de largo y cinco pisos de altura. Todo había transcurrido durante la noche, y el fenómeno fue filmado por un helicóptero de la ABC News a la mañana siguiente. Las autoridades norteamericanas tuvieron que reconocer, en rueda de prensa, que "algún tipo desconocido de sustancia se había expandido de forma incontrolada desde uno de los cuartos estancos, haciendo estallar paredes y techos, y no habían conseguido eliminarla ni frenar su crecimiento en ninguno de los intentos que se habían realizado."

El Director del Centro Nacional de Control de Epidemias, Ralf Chainman, explicó que la guardia nacional había intentado reducir el extraño liquen de varias maneras, pero la única conclusión que habían sacado era que crecía al tomar contacto con el agua, lo cual había sucedido de forma masiva al reventar las cañerías de conducción del laboratorio.
"Estamos trabajando para aislar la sustancia, que tiene un PH extremadamente ácido, lo que impide cualquier contacto físico con ella" - afirmó.

Se levantaron voces en el mundo entero abogando por la destrucción inmediata del extraño cuerpo, cuya expansión continuaba ante la alarma general, a pesar de haber evacuado un radio de diez kilómetros a la redonda, haber cortado y vaciado por absorción canalizaciones de agua y rociado la superficie con un polvo hidrófilo que había quemado toda la vegetación en el radio indicado. Algunos científicos proponían el lanzamiento de bombas de vacío sobre el ente, otros su destrucción mediante explosiones, pero la NASA afirmaba que ambas cosas se habían intentado ya sin éxito, cuando el engendro tenía menores proporciones. Ante el horror de medio mundo, en menos de dos semanas la mancha había crecido hasta ocupar la mitad del estado de California y su límite se acercaba peligrosamente a la costa del océano pacífico.

Esta es la última noticia que tuvimos del "chicle marciano", como se le llamaba aquí en Huelva. De eso hace dos semanas, y todo lo que sabemos es que las comunicaciones con el continente americano están interrumpidas y los satélites del resto de las naciones únicamente muestran una mancha informe que ocupa toda la extensión del continente americano.

Por televisión nos muestran imágenes enviadas por el satélite en las que se puede observar que las aguas del Pacífico se han tornado de color negro desde la costa americana hasta las islas Marshall, mientras archipiélagos como las islas Hawaii, Fiji o Nueva Zelanda están cubiertas por una capa de varios kilómetros de esa sustancia ocre. Los habitantes de Australia huyen despavoridos hacia el continente asiático en cualquier medio de transporte que puedan conseguir y Japón se dispone resignada a una evacuación que se antoja en todo punto imposible. En el atlántico, al que la sustancia llegó una semana más tarde, la mancha negra se encontraba esta mañana a unos cientos de millas de las Azores.

Mi madre y yo hemos decidido no marcharnos del pueblo. Nosotros ya sabemos cómo se las gasta el Río Tinto, que discurre a pocos metros de nuestra casa. Todo el mundo dice que en Marte el agua era como la del Tinto, y aquí la vida nace de espaldas a sus aguas ácidas y corrosivas. Además, a dónde vamos a ir. Si la mancha sigue creciendo ocupará todo el planeta antes de un mes...

Madre pasa el día entero en la iglesia, rezando por los millones de desgraciados que han muerto en el último mes, aunque el cura se marchó ayer dejando el templo vacío y no hemos vuelto a verle.

Ahora en el pueblo sólo quedamos seis familias. Y la Sole, esa que decían que iba para modelo en París, se dedica a cepillarse a todo bicho con pantalones que encuentra, así que ahora está tumbada en mi cama - quién me lo iba a decir a mí - fumándose un winston muy despacio, como las actrices de las películas.

No creo que pasemos de esta noche, así que dejaré este escrito en la caja de caudales que dejó abierta padre antes de marcharse a Alemania. He pensado que, como la caja es de plomo, quizás el papel sobreviva y alguien pueda encontrarlo alguna vez.”









(*) Las laminillas fortnóxicas deben su nombre al paraje subterráneo donde fueron halladas, en el cual una inscripción en su lengua hacía referencia al nombre del lugar. Los alumnos que deseen subir sus calificaciones pueden ampliar la disertación con un comentario sobre las diferentes teorías suscitadas acerca de sus inscripciones grabadas, las similitudes y las diferencias entre ambos hallazgos.





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